Un ejemplo es cambiar la forma de fijarlo a la barandilla cuando lo bajamos. Normalmente lo hacemos mediante la unión de los dos barrotes a los apliques de la propia barandilla para que la lona quede formando un ángulo de unos 45 grados.
Una buena alternativa es dejar la lona casi sin inclinación. Para ello debemos colocar los barrotes de forma vertical, siguiendo los siguientes pasos prácticos.
También es recomendable contar con un “tejadillo” de aluminio que cubra el toldo para evitar la presencia de suciedad y actuar como paraguas en caso de lluvia.
Publicado el 25/09/2015